EL FEUDALISMO - SISTEMA FEUDAL
Feudalismo es la denominación del sistema político predominante en Europa
Occidental de los siglos centrales de la Edad Media (entre
los siglos X y XI, aunque no hay acuerdo entre los historiadores sobre su
comienzo y su duración, y esta varía según la región), y en la Europa
Oriental durante la Edad
Moderna, caracterizado por la descentralización del poder
político; al basarse en la difusión del poder desde la cúspide (donde
en teoría se encontraban el emperador o
los reyes)
hacia la base donde el poder local se ejercía de forma efectiva con gran
autonomía o independencia por una aristocracia,
llamada nobleza,
cuyos títulos derivaban de gobernadores del imperio carolingio (duques, marqueses, condes) o tenían
otro origen (barones, caballeros,
etc.).
Este término
también es utilizado historiográficamente para denominar las formaciones sociales históricas caracterizadas
por el modo de producción que el materialismo histórico (la
historiografía marxista) denomina feudal.
Como
formación económica-social, el feudalismo se inició en la Antigüedad tardía con la transición
del modo de producción esclavista al
feudal, a partir de la crisis del siglo III y, sobre todo, con
la disolución del Imperio romano de Occidente (siglo
V) y la formación de los reinos germánicos y el Imperio carolingio (siglos VIII y IX).
Fundamentado
en distintas tradiciones jurídicas (tanto del derecho
romano como del derecho germánico –relaciones de clientela,
séquito y vasallaje–), el feudalismo respondió a la inseguridad e
inestabilidad de la época de las invasiones que se fueron
sucediendo durante siglos (pueblos germánicos, eslavos, magiares, musulmanes, vikingos).
Ante la incapacidad de las instituciones estatales, muy lejanas, la única seguridad
provenía de las autoridades locales, nobles laicos o eclesiásticos, que
controlaban castillos o monasterios fortificados
en entornos rurales,
convertidos en los nuevos centros de poder ante la decadencia de las ciudades.
Desde el
punto de vista institucionalista, el feudalismo fue el conjunto
de instituciones creadas en torno a una relación muy
específica: la que se establecía entre un hombre libre (el vasallo), que
recibía la concesión de un bien (el feudo) por parte de
otro hombre libre (el señor), ante el que se encomendaba en una ceremonia codificada
(el homenaje)
que representaba el establecimiento de un contrato sinalagmático (de obligaciones
recíprocas).
Esta serie de obligaciones recíprocas, militares y legales, establecidas entre
la nobleza guerrera, giraba en torno a tres conceptos clave: señor, vasallo y
feudo. Entre señor y vasallo se establecían las relaciones de vasallaje,
esencialmente políticas.
En el feudo,
entendido como unidad socioeconómica o de producción, se establecían relaciones
de muy distinta naturaleza, entre el señor y los siervos, que
desde la historiografía marxista se explican como resultado de una coerción extraeconómica
por la que el señor extraía el excedente productivo
al campesino.
La forma más evidente de renta
feudal era la realización por los siervos de prestaciones de trabajo (corveas o sernas), con lo que
el espacio físico del feudo se dividía entre la reserva señorial o reserva
dominical (donde se concentraba la producción del excedente) y
los mansos (donde se concentraba la producción
imprescindible para la reproducción de la fuerza de trabajo campesina).
En
otras formas, los siervos se obligaban a distintos tipos de pago, como una
parte de la cosecha o un pago fijo, que podía realizarse en especie o en moneda
(forma poco usual hasta el final de la Edad Media, dado que en siglos
anteriores la circulación monetaria, y de hecho todo tipo de intercambios, se
reducían al mínimo), a los que se añadían todo tipo de derechos y monopolios señoriales.
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